La biometría facial se utiliza ampliamente para la autenticación digital, pero conlleva riesgos que requieren atención. Clasificada como datos personales sensibles por la Ley General de Protección de Datos (LGPD), su recopilación requiere consentimiento y transparencia.
Los expertos recomiendan verificar siempre la finalidad de la recopilación, solicitar información sobre el uso y almacenamiento de los datos y evitar el envío de imágenes a través de canales no oficiales. El titular de los datos tiene derecho a negarse a proporcionarlos, salvo en casos legales.
La tecnología es útil, pero debe utilizarse con responsabilidad, respetando siempre los derechos de los ciudadanos.